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Alguna vez ha comentado que pudo hacer
de un hobby su profesión, ¿cuándo decidió
que sería diseñador industrial? ¿Se siente
un privilegiado por haberlo logrado?
Hace un tiempo leí un artículo que definía las
diferencias entre un trabajo y un hobby. La que
más me llamó la atención fue esta: “ Un hobby
te cuesta dinero y en un trabajo te pagan.” Curioso,
¿no?
Dedicamos media vida a trabajar. Es un esfuerzo
increíble. Diferenciamos siempre nuestra
profesión de nuestras inquietudes creativas,
intelectuales o deportivas. En el trabajo nos imponen
tareas, horarios, presiones y objetivos…
Agrupando estos aspectos, el poso me resulta
negativo. Pero si los asociamos a la palabra
afición o hobby se vuelven sumamente sugerentes,
positivos, emocionantes, emotivos. La
dificultad está en fusionar estos dos aspectos
tan relevantes en la vida.
El primer paso y el más importante es buscar
un punto en el que confluyan tu profesión y tus
aficiones con la estabilidad personal y económica.
Por ejemplo, mi padre es un buen músico,
pero no consiguió hacer de la música una profesión.
Yo, sin embargo, lo quise intentar desde
muy joven.
Llevo 20 años siendo diseñador industrial y me
siento un verdadero privilegiado. Nos pagan
por profundizar y desarrollar nuestra creatividad,
¡que más se puede pedir!
¿Cuál es el papel del diseño industrial en la
arquitectura y el interiorismo para espacios
contract?
Todo forma parte de lo mismo. La buena arquitectura
necesita conocimientos de diseño
industrial. Conocimientos tangibles como las
técnicas de fabricación, materiales, ergonomía,
etc… Pero sobre todo, aspectos intangibles
como la transmisión de emociones, la humanización
de ambientes o la iluminación con alma.
Un edificio también es una “pieza con forma y
función”. Por ello, los estudios de diseño industrial
especializados en hábitat debemos crear
objetos, piezas o soluciones que se convierten
en buenas herramientas para arquitectos e interioristas.
A la hora de abordar un nuevo proyecto
con un cliente, ¿cuáles son las claves para
lograr el objetivo deseado que satisfaga a
ambas partes?
En primer lugar, nuestros objetivos y los de mis
clientes deberían ser siempre los mismos. No
puedo entenderlo de otra manera. Cada cliente
es diferente: su historia, filosofía y estrategia.
Los medios industriales y económicos, su
zona geográfica y su cultura, los diferencian.
Personalmente, uno de los valores necesarios
en esta relación es la confianza mutua. Los estudios
de diseño industrial debemos conocer
perfectamente a nuestros clientes. A la hora de
proponer un nuevo diseño estamos obligados a
ponernos en el lugar de su equipo directivo, de
las necesidades de su departamento comercial,
anticipar las soluciones de I+D o producción.
Si una colección sale al mercado, es aceptada
y valorada, perdura en el tiempo, es honesta
con los principios del diseñador, fabricante y
cliente, genera emoción y armonía; estoy seguro
que nos hará feliz a nosotros y al fabricante.
¿Qué diferencias encuentra entre diseñar
producto para contract o para hogar?
Actualmente existe una clara transversabilidad.
Si obviamos algún aspecto ergonómico, todo
lo demás coincide. Un buen proyecto, producto
o mueble debe ser intemporal, debe transmitir
personalidad y equilibrio. Los materiales son
casi los mismos: la buena madera, tejidos clásicos
con soluciones técnicas y actuales, acero
para garantizar durabilidad, e incluso piedra o
materiales cerámicos. El objetivo final de un diseñador
es crear piezas que perduren, que sean
utilizadas en la concepción de buenos espacios
y arquitecturas, pero, sobre todo, que satisfagan
emocional y funcionalmente al usuario.
En el portfolio de AGV abunda el mobiliario
para oficina. Desde que fundó el estudio
en 2003 hasta hoy, ¿cómo cree que han
cambiado los espacios de trabajo y cómo
ha afectado esto al diseño de producto específico
para ellos?
Yo comencé a desarrollar proyectos para espacios
de trabajo y oficinas en el año 1999, aunque
no en mi propia empresa. En aquellos años
una colección o sistema de mobiliario de oficina
se reducía a una “mesa unitaria, un buck y
un armario”. Así de simple. El sector diseñaba
y presentaba mesas con patas diferentes, y hablaban
de nuevos proyectos. Incluso al relacionar
este tipo de muebles con los cables necesarios
ya en estos años, hablaban de soluciones
tecnológicas.
Hoy todo esto ha cambiado, afortunadamente.
La mesa ha dejado paso a los sistemas de
mobiliario. La persona cobra protagonismo. Se
proyecta pensando en sus necesidades, en la
relación entre equipos de trabajo. Las necesidades
eléctricas son incorporadas desde el primer
trazo con el lápiz. Los materiales de un nuevo
edificio corporativo pueden ser al 80% iguales
a las de un hotel o una vivienda. Melaminas
increíbles junto a madera natural, buenos
MIMOSA, colección de sillería producida por Ofita
(España)
CLOUD, colección de sofás producida por Famo (Portugal)
ITEK, colección de sillería técnica producida por Inclass
(España).
MIMOSA, Chair Collection produced by Ofita (Spain)
CLOUD, sofas collection produced by Famo (Portugal)
ITEK, collection of technical chairs produced by Inclass
(Spain)